Observo, que la mayoría de las personas se
convierten en superhéroes de Marvel, nada más atravesar la puerta del super,
lavarse las manos con hidroalcohol y ponerse unos guantecillos de plástico
parece conferirles un poder hiperespecial.
Ya hemos guardado cola en la calle, dejando
metro y medio entre uno y otros, pero hete aquí, que una vez dentro provisto
con nuestro megatraje, guante-mascarilla, circulamos dentro del mismo como si
nada pudiese ya pasarme, ni pudiese pasarle al otro que está allí. Tu estas
cogiendo unos tomates y otra señora viene a coger la lechuga que está al otro
lado y te pone la cara a cinco centímetros de la tuya, pero no pasa nada lleva
la mascarilla puesta. Un poco más adelante en un estrecho pasillo se han
encontrado dos superhéroes; el Capitán Mascarilla y Flashsuperguantes y
comienzan una animada charla, yo intento atravesar esa barrera, pero no
guardería el metro medio, les miro, me miran, no entienden porque no paso, toso
ligeramente, pero no se percatan y por fin me dicen “puede usted pasar”, no se
dan cuenta que entonces estaremos a 50 cm. uno del otro, claro pero ellos van
con su supertraje que les otorga sus superpoderes.
Más adelante esta la Superreponedora o
Reponeytor, esta provista hasta con gorrillo de plástico, va dejando cosas del
carro a la estantería, yo que soy un ciudadano normal, no superhéroe y solo
provisto de los guantecillos, aguardo a que termine, para atreverme a coger un
producto, se retira por fin y yo me acerco a lo que necesito y…¡¡¡ahhhh!!!, se
me abalanza por detrás, que aún no había terminado y hasta nos tocamos hombro
con hombro, pero no pasa nada ella es una superheroina.
Para terminar mi visita a Metrópolis o al
mismísimo Gotham, me encuentro ya aguardando mi turno en la cola de caja, cuidando
los dos metros con mi carro por delante, espero que pague un héroe para
depositar mi compra y … ¡horror! una señora me “ataca” por detrás y sin
guardar la distancia y desprovista de mascarilla se está comiendo un paquete de
saladitos de chocolate. Yo, con toda la educación que me dio mi madre, le digo
a Superwoman; que no se puede comer en el interior del establecimiento ni puede
usted estar tan cerca, a lo que me espetó; “¿Pero que me estás diciendo? Así
que di un paso para sepárame y miré para otro lado. Hice que miraba el “guasat”
y una amiga mía también Heroína, me decía: “Hoy me ha dicho un usuario que está
confitado y que hasta que no termine el hacinamiento, no puede salir”.
Al fondo divisaba a otro superhéroe,
Securityman, que impasible cuidaba que no entrase nadie antes de que otro
saliese y les repetía señalando; “liquido de manos y guantes”, pero él no tuvo
mi atrevimiento de enfrentarse a Superwoman. Creo que yo también me estoy
haciendo un superhéroe, “The Plastiquillosman”.
Ginés J. Parra Córdoba
Educador Social
Almería, 17 de Abril de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario