Algunos han venido a pedir, en este momento,
que el país esté de luto, banderas a media asta, crespones negros, corbatas
negras, como si no fuese bastante el dolor que llevamos dentro, como si la pena
no nos invadiese todo el día, sin necesidad de llevar ningún símbolo.
A mi madre mujer cristiana y de fe profunda,
cuando murió su marido, tras una larga enfermedad y de fuerte sufrimiento, al
poco tiempo decidió, también aconsejada, dejar el negro, ella misma decía: “Como si no hubiese sido suficiente lo que
he pasado, lo que he llorado, a mí me van a decir de luto y de dolor” y lo
dejó. Era momento de luchar, de sacar a sus cuatro hijos adelante, trabajar y
no dejarse vencer por la pena, tal vez al final del día, más de una vez se vino
abajo, pero al día siguiente vuelta a la faena.
Igual sucede cuando alguien tiene un accidente,
el que está cerca, al lado, tiene que actuar fríamente, sin pensar mucho, sin
dejarse atrapar por el momento e ir a auxiliar, a taponar la herida, darle
tranquilidad a esa persona, darle un vaso de agua… probablemente, una vez que
eso este hecho, te sientes y te vengas abajo y tal vez hasta llores. No sirve
esa persona que no puede mirar la herida, que se dedica a chillar alrededor
pero no hace nada.
Pues de eso se trata, ahora cuando hay muertos
y enfermos, tenemos que dejarnos de zarandajas, de cosas poco útiles, hay que
ir al grano, a trabajar, arrimar el hombro, a apoyar a quien lo necesita, a
taponar la herida, que nadie note fisuras, que se sientan acompañados y que
sientan que absolutamente todas las personas estamos con un objetivo común. El
que está enfermo o a perdido un familiar necesita sentirse apoyado desde el
esfuerzo y las soluciones, ser eficaces, no necesitan palos en las ruedas ni
zancadillas.
Mucha gente nos está dando ejemplo, personas de
edad que desde su casa, solas, están haciendo mascarillas de tela o jabón
casero, comidas que comparten. Ellas que han pasado tanto en su vida saben que
es lo que hay que hacer, que es lo que toca ahora. Personas también que
calladamente van a asentamientos a barrios pobres a dar información, repartir
mascarillas y gel, comida y un poco de aliento, que es lo que es esencial
ahora.
Después, dentro de un mes, cuando todo esto
pase, que pasará y habremos aprendido mucho; será el momento de sentarse,
descansar, llorar y hacer funerales de Estado. Seguro se harán homenajes y el
pueblo se volcará en ellos y se celebrarán oficios religiosos en cada catedral
y en cada mezquita y celebraciones aconfesionales y habrá agradecimientos.
Seguro el mundo de la cultura, músicos, bailarines, actores,… darán ejemplo a
pesar de lo castigados que están y habrá galas solidarias y trataran de alegrarnos
la vida.
Sí, entonces, será el momento del luto, porque
habrá sido muy duro y habrán caído muchos en esta dura y difícil batalla, pero
eso viene después, ahora toca mover las manos, tapar heridas, solidaridad y
trabajo denodado. Y después del luto no quedarnos postrados, todos y todas
juntos a levantar este país llamado España, que no solo se lleva por fuera sino
por dentro, en lo más profundo del alma.
Ginés J.
Parra Córdoba
Educador
Social
10 Abril
2020 (Viernes Santo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario