martes, 14 de abril de 2020

LA PROCESIÓN Y EL LUTO VAN POR DENTRO (IV)


Algunos han venido a pedir, en este momento, que el país esté de luto, banderas a media asta, crespones negros, corbatas negras, como si no fuese bastante el dolor que llevamos dentro, como si la pena no nos invadiese todo el día, sin necesidad de llevar ningún símbolo.
 A mi madre mujer cristiana y de fe profunda, cuando murió su marido, tras una larga enfermedad y de fuerte sufrimiento, al poco tiempo decidió, también aconsejada, dejar el negro, ella misma decía: “Como si no hubiese sido suficiente lo que he pasado, lo que he llorado, a mí me van a decir de luto y de dolor” y lo dejó. Era momento de luchar, de sacar a sus cuatro hijos adelante, trabajar y no dejarse vencer por la pena, tal vez al final del día, más de una vez se vino abajo, pero al día siguiente vuelta a la faena. 

Igual sucede cuando alguien tiene un accidente, el que está cerca, al lado, tiene que actuar fríamente, sin pensar mucho, sin dejarse atrapar por el momento e ir a auxiliar, a taponar la herida, darle tranquilidad a esa persona, darle un vaso de agua… probablemente, una vez que eso este hecho, te sientes y te vengas abajo y tal vez hasta llores. No sirve esa persona que no puede mirar la herida, que se dedica a chillar alrededor pero no hace nada.
Pues de eso se trata, ahora cuando hay muertos y enfermos, tenemos que dejarnos de zarandajas, de cosas poco útiles, hay que ir al grano, a trabajar, arrimar el hombro, a apoyar a quien lo necesita, a taponar la herida, que nadie note fisuras, que se sientan acompañados y que sientan que absolutamente todas las personas estamos con un objetivo común. El que está enfermo o a perdido un familiar necesita sentirse apoyado desde el esfuerzo y las soluciones, ser eficaces, no necesitan palos en las ruedas ni zancadillas.
Mucha gente nos está dando ejemplo, personas de edad que desde su casa, solas, están haciendo mascarillas de tela o jabón casero, comidas que comparten. Ellas que han pasado tanto en su vida saben que es lo que hay que hacer, que es lo que toca ahora. Personas también que calladamente van a asentamientos a barrios pobres a dar información, repartir mascarillas y gel, comida y un poco de aliento, que es lo que es esencial ahora.  
Después, dentro de un mes, cuando todo esto pase, que pasará y habremos aprendido mucho; será el momento de sentarse, descansar, llorar y hacer funerales de Estado. Seguro se harán homenajes y el pueblo se volcará en ellos y se celebrarán oficios religiosos en cada catedral y en cada mezquita y celebraciones aconfesionales y habrá agradecimientos. Seguro el mundo de la cultura, músicos, bailarines, actores,… darán ejemplo a pesar de lo castigados que están y habrá galas solidarias y trataran de alegrarnos la vida.
Sí, entonces, será el momento del luto, porque habrá sido muy duro y habrán caído muchos en esta dura y difícil batalla, pero eso viene después, ahora toca mover las manos, tapar heridas, solidaridad y trabajo denodado. Y después del luto no quedarnos postrados, todos y todas juntos a levantar este país llamado España, que no solo se lleva por fuera sino por dentro, en lo más profundo del alma.
Ginés J. Parra Córdoba
Educador Social
10 Abril 2020 (Viernes Santo)


No hay comentarios: