sábado, 27 de marzo de 2010

POCAS O MUCHAS LUCES


Hace unos días todos hemos podido estar al corriente de los problemas que han ocurrido en Cataluña por la falta de luz a consecuencia del temporal de nieve. En algunas zonas de Girona, han llegado a estar siete días sin electricidad, que quiere decir que no es solo sin luz, porque cada vez mas nuestras casas depende de esta materia, es decir sin televisión, sin ordenadores, sin lavadoras, sin calefacción,…
Sin embargo en medio del apagón a veces brilla la luz, en medio de la desgracia aparece la imaginación y en mitad de la desesperanza surge la solidaridad. Así, nos relataban que estaba ocurriendo en algunos pueblos pequeños de Girona. Por ejemplo cuatro familias se habían unido en una de las casas y lo habían puesto todo en común, se organizaban para poder estar en las mejores condiciones posibles. Unos aportaron la bombona de butano, otros un camping gas, las mantas y ropa de abrigo,…
Las familias, padres e hijos, dormían en la misma cama para darse calor, jugaban con sus hijos a que aquello era una aventura, algo divertido, hacer de la desgracia un juego, como en “La Vida es Bella”, la oscarizada película de Roberto Benigni.
Otra familia convirtió su casa, con mejores condiciones que otras, en una improvisada guardería. Los padres explicaban a los hijos como se vivía hace setenta u ochenta años en las casas, sin electricidad e imitaban la vida en las mismas circunstancias y explicaban los mayores a los más pequeños como se hacían determinadas cosas en tiempos pretéritos. Las personas de más edad, decían, que tanto avance y prosperidad, para vivir como hace 50 años y añorar tiempos donde se podían alumbrar con un quinqué, calentarse con una chimenea o un brasero. Los abuelos y las abuelas, en muchos casos olvidados, se habían vuelto los “reyes”, buscando soluciones sencillas, descubriendo formulas pasadas, con las que ellos habían convivido a diario, y gracias a cosas muy antiguas que guardaban pudieron funcionar sus hijos.
Los padres dialogaban con hijos mayores a los que difícilmente pillaban en casa, pero ahora no podían utilizar el ordenador, la PSP, ver la tele,… y tenían que estar muchas horas juntos en la misma habitación y jugando a juegos de mesa o charlando.
Observando todo esto, diríamos que sería bueno que al menos una semana al año, por ejemplo, no tuviésemos luz en España y obligase ello a estar más tiempo juntos las familias, poder hablar de diferentes temas y redescubrir cosas que estaban olvidadas y pueden ser necesarias e incluso eficaces. Puede que incluso algunas familias se hayan podido replantear ciertas formas de vida.
Mientras tanto las compañías eléctricas, que cada vez nos cobran más y comprendemos menos, se afanan en explicar lo inexplicable, como cobrando tanto invierten tan poco y ante una simple nevada puede venirse todo abajo durante tantos días. Entre otras cosas cada subida del recibo de la luz lo justifican con las inversiones que realizan en mantenimiento de las líneas. Ya se ha podido comprobar. Y encima se atreven a pedir la solidaridad del pueblo con las compañías privadas para que reciban ayuda de lo público. En este país nos estamos acostumbrando demasiado a que las empresas privadas reciban dinero público para beneficio de los que más ganan y continúan teniendo beneficios cuantiosos a final de cada ejercicio. Ya está bien.
Ginés J. Parra Córdoba
Educador social. Publicado en la Voz de Almería el 27 de marzo de 2010

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