Aunque
algunas personas traten ignorarlo, minimizar o lancen mensajes de que
todo mejora, los indicios, las noticias, son tozudas y tratan de
demostranos que no es así, especialmente en lo que se refiere a los
inmigrantes y a los que menos tienen.
Podríamos
recordar algunas de ellas, por ejemplo la que hacía referencia a la
negativa de la
Audiencia Nacional a dar la nacionalidad a un discapacitado que no
supo decir quién era Rajoy, grave problema. Esta
persona es de
origen ecuatoriano, reside en Almería desde 2006 y tiene un 67% de
discapacidad. Según
el tribunal, no posee “vínculos
elementales del país del que pretende ser nacional”,
que valoración mas fácil y fría ¿verdad? Aunque la noticia incide
en que participa
en talleres de la Fundación Andaluza para la Integración del
Enfermo Mental, reside
legalmente en España junto a tres
familiares desde
enero de 2006. Sin embargo, si dio respuesta correcta a las preguntas
sobre los colores de la bandera española y andaluza y, en el plano
más personal, también supo decir que “vive
legalmente en España, que va a un taller porque cree que está
estudiando, que recibe una paga, que nunca ha cometido delito y que
vive con su madre, su abuela y su tía”.
La deducción que hace el juez, sobre una persona con un 67% de
discapacidad, es que no entiende y por tanto le deniegan la
nacionalidad.
Por
si esto fuese poco, en los mismos días nos informan que el
Ministerio
de Justicia
ha
denegado la nacionalidad a una niña de tres años, con residencia en
Galdakao, por no justificar su “buena conducta” y no tener, según
la resolución, su
documentación en regla a pesar de contar con un permiso de
residencia en España hasta el año 2017, los
padres son
de origen congoleño y afincados en España desde hace más de 10
años. Es decir, se le deniega por no acreditar el certificado de
antecedentes penales español y el del país de origen; a una niña
con tres años.


Ante esto se han alzado muchas voces en contra, pero es de destacar la del nuevo portavoz de los obispos criticando el uso de cuchillas, señalando que: "No es manera. No se puede atentar contra quienes buscan mejores condiciones de vida y pidió regular la situación de los inmigrantes desde el respeto a la vida"
Y ha todo esto discuten
sobre la legalidad de la medida. Pero esa no es la cuestión, puede
ser legal, pero es inhumano y desde luego nada cristiano, para
ministros que se llaman cristianos, que son de misa diaria, que se
dan golpes de pecho y pertenecen a organizaciones de la Iglesia muy
ricas y poderosas.
Hace apenas unos días
realizamos una visita a la valla de Melilla, y es impactante ver
tres vallas una tras otra separadas un metro y medio entre ellas y la
primera con las “desconcertantes concertinas” y a
un metro y medio de ellas un campo de golf, creo que no son
necesarias mas palabras.
Ginés
J. Parra Córdoba. Educador Social. Almería 18
de Diciembre de 2013
Publicado
en La Voz de Almería el 26 Dic. 2013