martes, 15 de noviembre de 2011
BAJO EL MISMO PLASTICO.
De vez en cuando la vida, la gente, provoca o te presenta situaciones y momentos inesperados. Eso ocurrió hace unos días, una necesidad provocó una experiencia y un encuentro realmente rico. “Almería Acoge”, convocaba a voluntarios, trabajadores, socios y personas alojadas a trabajar en la limpieza de un invernadero de unas dos hectáreas de superficie.
Se ha pensado desde esta organización, en la idea de poner en marcha una granja para desarrollar la helicicultura, ósea la cría de caracoles, así como algún producto de consumo africano.
Junto a las personas alojadas en el Alberque de Nijar procedentes de distintos países africanos, participaron en la actividad, hombres, mujeres y niños, alguna familia al completo, profesores, ATS, educadores,... y trabajadores de “Almería Acoge”, incluidos el Presidente y el Director de la misma, alrededor de unas cincuenta personas. Muchas de ellas, la mayoría, no habían entrado nunca dentro de un invernadero y mucho menos para trabajar.
Antes de empezar con el trabajo propiamente dicho se realizaron diferentes dinámicas de presentación entendiéndose perfectamente en diferentes idiomas, sin complicaciones tanto niños como adultos.
Era media mañana, y sufríamos aun los rigores del principio del otoño, de ese veranillo que no se quería ir, y dentro del invernadero la temperatura era considerable. Provistos de guantes, previamente comprados en “los chinos”, la misma gorra de color naranja proporcionada por la organización, parecía “uniformarlos” a todos bajo un proyecto común. La tarea era dura, limpiar el invernadero de las plantas secas que se habían quedado puestas de meses atrás. Tanto los que tenían experiencia como los neófitos en la materia se pusieron a una y lo que se antojaba interminable en apenas dos horas y media se había concluido, los niños algunos con solo 10 años sacaban el matorral seco en carrillos para depositarlo en contenedores, parecía que hubiesen hecho esa labor toda su vida. En la misma puerta del invernadero y un tanto agotados, compartieron una bebida refrescante africana, con cierto sabor a hierbabuena, llamada Bisap.
Mas tarde se paso a compartir la comida que cada uno había preparado, formándose una mesa rica en variedad tanto africana como española y que todos chicos y grandes degustaron en un clima extraordinario.
Muchos descubrieron la dureza del trabajo bajo el plástico y otros se vieron sorprendidos de que los que otras veces estaban tras una mesa se ponían codo con codo con ellos, eso y el conjunto de todo lo acontecido durante el día lo hizo extraordinario y produjo un gran acercamiento
Muchas veces un pequeño gesto, dedicar un poco tiempo a una cosa concreta, puede resultar enriquecedor para todos, siempre es tiempo de aprender, de descubrir nuevas cosas cuando uno cree que ya todo lo sabe. En ocasiones tenemos muy cerca, experiencias que nos pueden abrir una nueva ventana a la vida, solo hay que estar dsipuestos.
Ginés J. Parra Córdoba
Educador Social
Almería, 12 Noviembre 2011
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