viernes, 12 de diciembre de 2008

Articulo de Opinión. CHULOS DE DISCOTECA.

Antiguamente, los chulos de discoteca, se encontraban en el interior de las mismas, eran aquellos que iban a “comerse el mundo”, un viernes o un sábado por la noche, se repeinaban con mucha gomina, ocupaban el centro de la pista cuando la canción de moda sonaba e intentaba que las chicas lo mirasen y se quedasen prendadas, si alguno osaba rozarlo se paraba y te miraba por encima del hombro perdonándote la vida.
Hoy en día, las cosas han cambiado mucho y estos “chulos de discoteca” ocupan la puerta. Sin uniforme oficial, se distinguen claramente: totalmente de negro, ropa ajustada, músculos machacados en el gimnasio, cabezas afeitadas (por fuera) y últimamente con algún acento extranjero.
La cuestión es que cada vez mas, la “seguridad” está en manos de cualquiera, que la justicia se la toman por su mano “los seguratas”, con o sin uniforme, con o sin licencia y normalmente con muy poca formación, por no decir ninguna, en este tipo de servicios. Pero el problema no esta solo en estos sujetos, sino en quienes los contratan, en los que les pagan y ordenan los criterios y las formas a seguir para velar por una supuesta seguridad de sus negocios.
Evidentemente, existen empresas de seguridad rigurosas y serias que forman y exigen a los trabajadores que tienen a su cargo, pero otras le colocan un uniforme a cualquiera y otros ni siquiera eso, directamente contratan a lo que vulgarmente se conocen como “matones”.
Creemos que nuestros hijos, pueden estar mas seguros en locales que son custodiados por una barrera que impide entrar a inmigrantes, principalmente marroquíes, o a jóvenes gitanos, solo por sus rasgos; pero que arbitrariamente dejan entrar a menores, sobre todo si son chicas, para que sirvan de anzuelo, o chicos bien vestidos pero que portan sustancias peligrosas que circulan con total libertad en el interior
Un joven, Álvaro Ussía de 18 años, de buena familia, es presuntamente, sacado de una discoteca en Madrid por tres porteros que lo golpean y lo dejan muerto en las inmediaciones. A los pocos días el alcalde de Madrid cierra cuatro discotecas. Como siempre, tiene que suceder una desgracia para que se tomen medidas. Tanto el ayuntamiento, como la comunidad de Madrid, afirman tras el suceso que hay un vacío legal en el tema de la vigilancia privada, en estos y otros locales, y dicen que estos vigilantes, debieran para serlo, pasar un examen psicólogo; que menos, digo yo. E imagino que conocer sus antecedentes penales, porque dos de los porteros presuntos autores de la muerte del joven tenían antecedentes penales y habían sido denunciados varias veces por agresiones, unos angelitos. La discoteca en cuestión, tenía un total de 47 denuncias en los últimos años, algo pasaría, no eran ni una ni dos. A posteriori, se actúa cerrando varios locales imagino que porque incumplirían ordenanzas municipales, pero ocurriría desde hacia tiempo no el día anterior, pero ¿fue necesario que ocurriese esa desgraciada muerte para caer en la cuenta de ello? La seguridad pública, deja paso sin control alguno, a la supuesta seguridad privada. Normalmente este tipo de individuos, como los presuntos culpables de esta muerte, suelen ser gente violenta que han sido desahuciados de distintos cuerpos de seguridad, y han ido bajando escalafones hasta llegar a estos donde no se les exige nada, salvo mucha corpulencia, desarrollados músculos, y una dosis de mala leche.
Yo me quedo con los chulos de discoteca de antaño, eran mucho menos peligrosos e incluso nos servían para observarlos y reírnos un rato cuando desplegaba sus “peligrosa armas”. Es urgente que tomen cartas en el asunto y se regule este tipo de “seguridad” sin esperar mayores desgracias.

Ginés J. Parra Córdoba. Educador social.